Las comunidades indígenas Mbya protectores de la biodiversidad en la segunda reserva de agua dulce mas grande del mundo y su importancia en un contexto histórico de calentamiento global y cambio climático.
Los indígenas que habitan la selva paranaense sobre el Acuífero Guaraní, la segunda reserva de agua dulce mas grande del mundo, se encuentran en la primera linea de cuidado de la selva. Ellos viven de la selva y a diferencia de otras comunidades empobrecidas, como por ejemplo los productores campesinos o las familias de agricultores, que tienen otras estrategias de supervivencia, como vender su fuerza de trabajo o la agricultura a mediana escala. Los indígenas no son agricultores ni tampoco una población obrera que pueda vender su fuerza de trabajo a una industria, no es esa su forma de vida histórica. Ellos viven íntegramente de la selva, viven con la selva y para la selva. Si nos interesa el cuidado de la naturaleza, la biodiversidad y la selva, debemos repensar nuestras acciones de cuidado de las comunidades indígenas como los Mbya, celadores de estos últimos remanentes de selva.
Para entender la importancia de la zona de investigación vale remarcar que aquí conviven más de dos mil especies botánicas superiores y un millar de animales vertebrados, es la zona de mayor biodiversidad (52%) y complejidad ecológica en Argentina.
¿A qué se enfrentan estas comunidades Mbya?
Dentro de la provincia de Misiones habitan 122 comunidades indígenas, de las cuales mas del 80% se ven afectadas y resisten al avance del agronegocio forestal. Cuando hablamos de agronegocio forestal nos referimos a una forma de organización productiva de carácter global con consecuencias, efectos e impactos concretos en los territorios locales. Hablamos de una organización global porque el horizonte de mercado es global, porque es una industria que destina sus procesos productivos a la exportación y además tiene un alto impacto en el capital financiero internacional. La problemática no se reduce a la venta concreta de madera, sino que se expande a los movimientos especulativos del capital. El agronegocio forestal a gran escala genera relaciones de acaparamiento de tierras, que afectan directamente al uso de ellas y a las comunidades indígenas que allí viven.
En este momento se han generado distinas necesidades y carencias para las comunidades indígenas que están acorralados por la siembra de pinos (especies exóticas) que generan impactos directos al medio ambiente como: la deforestación de la selva, el efecto del polen de los pinos que se intensifica por la sobrepoblación por metro cuadrado, la contaminación de los suelos de cultivos que estas comunidades intentan mantener para su alimentación, la propagación de incendios (los pinos son especies pirofitas), y el uso de agrotóxicos que además contaminan el agua, entre otros.
Existe un factor adicional , la invisibilización sistematizada que sufren las comunidades indígenas en el territorio argentino. La desatención y marginación por parte de los gobiernos locales y nacionales complica la supervivencia y la lucha de los Mbya. Todo intento de perseverancia se ve particularmente afectado por la falta de caminos, de agua potable, de luz, de escuelas, de atención a la salud, etc.

































